domingo, 10 de noviembre de 2013

La sentencia del TC y la patria de Duarte

Todo el que se atrevió a decir en territorio dominicano que todos somos Haití, se equivocó antes de haber cometido el error de pensarlo.

La patria de Duarte, Sánchez y Mella que tantas lágrimas, sudor y sangre a costado, no va a dejar de ser de los dominicanos que tanto la amamos y defendemos. En la vida todo es cuestión de conveniencia más que de sentimentalismos. Cada frontera de un país se maneja acorde a sus leyes, y se debe a la voluntad de su pueblo.

Todos como seres humanos podemos cometer errores, lo que es y seguirá siendo inaceptable, es ser mal agradecido, sinónimo de tener un mal corazón.

Dar la razón o complacer, nunca cambiara los corazones viciados. Es como aquel que solamente se sirve de un plato a manos llenas, y se olvida de quien le dio de comer. Todo el que aspira a que los demás sean fi lántropos y humanitarios, debe comenzar por su casa.

Todo el que quiere y presiona para que los demás se vuelvan héroes por resolver problemas que no le son propios, debe procurar comenzar por resolver los suyos. Tiramos piedras en la casa del vecino, siendo nuestro techo de cristal.

Cuando se trata de sentencias que tiene que ver con la tierra, no hay nada más territorial que un ciudadano que ama el suelo que lo vio nacer.

Se defiende a capa y espada todo aquello que con lo poco pretenda atentar con la soberanía del país. Siempre será bien visto dar un trato amable, ayudar en lo que esté al alcance, pero ser dominicano no es cuestión de piel, de idiomas, de religión, es aquel que lleva esta tierra en el corazón, y que su perfil cumple con nuestras leyes y la Constitución.

Pienso y luego escribo: La sentencia del TC 168-13 que dictaminó que no son dominicanos los hijos de extranjeros ilegales nacidos en la República Dominicana, es una de las más acertadas y trascendentales, la misma que en un momento histórico como este hubiese pensado Duarte.

Iranna Flaviá Luciano, Puntos de vista 10 Noviembre 2013, Listin Diario 

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